Tambores chamánicos: El poder para sanar el sistema inmunitario del cuerpo humano 

Tocar el tambor chamánico en grupo

El Tambor Chamánico no es sólo un instrumento para viajes «de otro mundo» o elementos rituales del folclore religioso. Estudios científicos recientes han confirmado que tocar la batería en grupo aumenta las defensas del organismo.

Ahora sabemos que las comunidades tribales no sólo han abierto un puente hacia otras realidades a través de su tamborileo ritual, sino también una estrategia de curación sencilla y accesible que todos podemos utilizar.

Muchos antropólogos están satisfechos. Los llamados pueblos primitivos han demostrado una vez más una intuición difícil de imaginar desde una perspectiva etnocéntrica. Esta vez el mensaje procede del mundo de la medicina, y apunta a los rituales de muchas de estas culturas, donde los círculos de tambores eran casi omnipresentes en las ceremonias de curación colectiva.

Grupo de percusión hoy

En los últimos años, estas prácticas han experimentado un resurgimiento en la curación alternativa y la medicina tradicional, lo que ha ocasionado que muchas personas quieran aprender a tocar el Tambor Chamánico. Ahora se les ha unido una perspectiva científica basada en una investigación del Instituto para la Salud, la Mente y el Cuerpo del Centro Médico de California, en Meadville, California, EE.UU., cuyos resultados se publicarán en la revista Alternative Therapies a principios de este año.

Los médicos han descubierto que una forma de tocar el tambor en grupo, llamada «tambor compuesto», aumenta la actividad de las células de defensa que pueden combatir el cáncer y las enfermedades víricas, y altera las hormonas relacionadas con el estrés de forma beneficiosa para el organismo.

El neurocientífico Barry Bittman, que dirigió el estudio, publicó pruebas de que este toque de tambor en grupo parece estar relacionado con el fortalecimiento de las defensas naturales del organismo.

Este hallazgo, publicado como «Efecto de la musicoterapia grupal con tambores sobre la modulación de los parámetros de inmunidad neuroendocrina en individuos normales», sostiene que dicha musicoterapia aumenta la actividad protectora de las linfocinas y promueve cambios químicos beneficiosos. Sus hallazgos sugieren que tocar el tambor es un «estimulante del estrés» beneficioso para el cuerpo, similar a la risa.

Sin embargo, el propio Bittman advierte que no hay que exagerar la importancia del descubrimiento en esta fase: «Si alguien me preguntara si esta terapia tiene valor para los pacientes de cáncer, diría que es prometedora, pero necesitamos más investigación.

Necesitamos saber cuánto tiempo se mantienen los resultados positivos y con qué frecuencia se necesitan ciclos de tratamiento para mantenerlos, así como la idoneidad de la terapia de seguimiento fuera del entorno clínico.»

Células asesinas

Uno de los principales objetivos de la investigación actual sobre el cáncer es encontrar terapias que puedan estimular la respuesta inmunitaria del paciente. Parece que el grupo consiguió precisamente esto:

La actividad de las células NK (glóbulos blancos que atacan los tumores y las células infectadas) y de las células LAK (linfocitos o células de defensa) de los sujetos aumentó significativamente, mientras que se mantuvo estable o incluso disminuyó en los sujetos de control que no recibieron el tratamiento. Esto contrasta con la llamada «respuesta de estrés clásica», en la que el estrés reduce la respuesta inmunitaria.

Sin embargo, además del aumento de la fuerza de las células NK y LAK estimuladas por la interleucina-2 y el interferón-gamma (proteínas similares a las citocinas segregadas por las células que actúan como moduladoras de las respuestas biológicas y participan en la inmunidad), el estudio confirmó otro hallazgo importante:

Los sujetos mejoraron su respuesta al estrés alterando la proporción de las hormonas DHEA y cortisol en el plasma y aumentando la relación entre la primera y la segunda hormona, que también tiene un efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario. El estudio demostró que la percusión puede modular ciertos parámetros neuroendocrinos y neuroinmunológicos.

Disponibilidad de tratamiento

No sólo importan los detalles científicos. La accesibilidad del tratamiento también puede desempeñar un papel importante en su difusión. «Lo bueno de tocar el tambor es que puedes hacerlo en cualquier lugar y durante unos minutos al día», dice Bittman.

Tocar la batería tiene enormes beneficios físicos y psicológicos, tanto para los enfermos como para los sanos. Creo que estos sonidos deberían formar parte de la atención integral».

La curación holística, por cierto, debe haberse sentido empíricamente en las diversas culturas tribales del planeta, donde el tambor es uno de los instrumentos más antiguos utilizados para la curación, los ritos de paso o de iniciación, la comunicación entre tribus y la comunicación con el mundo terrestre y espiritual.

Tras estudiar estas prácticas, los expertos en chamanismo han llegado a la conclusión de que la percusión es una «tecnología sagrada» que nos conecta con los ritmos profundos de la vida por medio de oraciones y proporciona a los practicantes una perspectiva de unidad cósmica con innegables beneficios en el plano físico y en la psique humana.

¿Por qué curan los tambores chamánicos?

¿Y por qué la percusión es una experiencia tan poderosa? Todavía no se conocen las razones científicas, aunque los sacerdotes y chamanes afirman místicamente que todas las cosas tienen vibración, incluidas las estrellas y las personas. Este ritmo primario, el «latido del universo», se despierta en el microcosmos humano con el sonido del tambor, y se experimenta como una energía interior que hace posible la experiencia terapéutica.

En este sentido, se centra en el trabajo de la organización norteamericana Rhythm for Life con pacientes que padecen la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson, que han superado las expectativas médicas con la ayuda de estos patrones de ritmo.

Terapia de Círculo con tambores

Aunque los efectos terapéuticos de los distintos tipos de música se han estudiado ampliamente en la última década, nunca antes se había realizado un estudio controlado a tan gran escala como el dirigido por el Dr. Bittman, en el que se presentó a 111 voluntarios sanos con una edad media de unos 30 años una variedad de protocolos de percusión.

Como parte del estudio, un equipo de médicos examinó cuatro sesiones diferentes de una hora de duración de tambores en grupo. Se han clasificado estos cuatro tipos de tambores:

Básico: A mitad del curso, el instructor explicó el tema y dirigió al grupo para que probara la terapia durante el resto de la sesión.
Impacto: la percusión aumentó al 80% y las discusiones teóricas disminuyeron al 20% de la hora.
Chamánico – El chamán maya dirige al grupo y les enseña los aspectos culturales y espirituales – y los tambores.
De ellos, la percusión fue la más evidente en las pruebas previas. En él, los sujetos hacían girar sus manos en un círculo a una velocidad creciente hasta que caían al suelo. En este estado de calma, empezaron a tocar los tambores a un ritmo determinado por el número de sílabas de sus nombres.

Finalmente, presentaron sus voces, guiadas por dos temas imaginarios. Se obligó a los participantes a someterse a pruebas psicológicas para determinar su nivel de ansiedad o depresión, a aceptar no consumir drogas, alcohol u otros fármacos durante el estudio e incluso a abstenerse de mantener relaciones sexuales porque podrían afectar a su química corporal.

 

 


 

Es importante participar en las sesiones de tambores chamánicos

Sin embargo, hay que señalar que los resultados del estudio confirmaron los beneficios de la percusión activa, es decir, de no limitarse a escuchar el sonido de los tambores en un grupo, sino de participar en él. Un grupo que sólo escuchó la batería no obtuvo los mismos resultados que los que actuaron como músicos. La escucha pasiva parece ser mucho menos eficaz que la actividad musical creativa.

Sin embargo, los resultados sobre los efectos terapéuticos positivos de la percusión grupal (combinada) no significan que esto pueda o no pueda aplicarse a otros instrumentos.

Se eligieron los tambores porque son fáciles de conseguir y por su fuerte presencia cultural en la historia de las comunidades humanas, además de otros múltiples usos, donde el toque de tambores ha sido una parte importante de los sistemas de curación holística. Las investigaciones futuras deberán confirmar si otras expresiones musicales consiguen resultados similares.

Música e inteligencia

La relación entre la música y las funciones físicas y mentales se ha estudiado intensamente. Los investigadores que estudian la música encuentran cada vez más pruebas de que la música contribuye al desarrollo del cerebro en los niños pequeños, mejora el rendimiento intelectual y promueve el bienestar en la vejez. Aunque el romance entre la música y la salud está lejos de terminar, ya tiene pioneros y un calendario de eventos.

  • 1985: Shaw, Silvermann y Pearson presentan un modelo de estructura cerebral neurológica.
  • 1989: Los experimentos demuestran que las capacidades creativas -como la música o las matemáticas- implican circuitos de miles de millones de neuronas.
  • 1991: Leng y Shaw creen que la música es una especie de pre-lenguaje. Sostienen que el aprendizaje de la música entrena al cerebro para realizar funciones cognitivas superiores.
  • 1993: Un estudio piloto descubrió que las habilidades de razonamiento de los niños preescolares mejoraban significativamente con la educación musical. La capacidad de razonamiento espacial de los estudiantes de secundaria mejoró temporalmente tras escuchar a Mozart. Estudios posteriores confirmaron estos resultados.
  • 1999: El Dr. Tims descubrió una relación entre la musicoterapia y los niveles de melatonina de quienes la utilizaban; esta hormona interviene en la regulación del ciclo sueño-vigilia y afecta al sistema inmunitario. En un estudio sobre niños que sabían tocar el piano, se descubrió que rendían significativamente mejor en matemáticas que sus compañeros.
  • 2000: Un plan de estudios que combinaba el piano y las matemáticas ayudó a los alumnos de secundaria a obtener resultados académicos similares a los de dos institutos.

Mejorar las emociones.

La tecnología moderna ha demostrado que el impacto emocional de la música provoca respuestas involuntarias y medibles en parámetros básicos como el ritmo cardíaco, la respiración y el flujo sanguíneo.

Sin embargo, parece que incluso nuestros antepasados conocían estos fenómenos sin las sofisticadas herramientas de la ciencia moderna. Sin ahondar en la historia, Galeno utilizó la musicoterapia para tratar ciertos trastornos del estado de ánimo y enfermedades infantiles, Ismedias, un médico tebano, trató la ciática con armonía, y el griego Asclepio utilizó la musicoterapia para calmar a los enfermos mentales. En su día, el Dr. Boneto lo utilizó para tratar la gota, un tratamiento psiquiátrico propuesto por el francés Louis Roger.

Uno de los trabajos más importantes en este campo es el del padre de la psiconeuroinmunología, el Dr. O. Carl Simonton, que demostró el importante impacto de las emociones y los cambios fisiológicos que provocan en la salud.

Los estudios neurobiológicos confirman el vínculo entre el ritmo, la música y el movimiento. Y que todos ellos pueden estimularnos fisiológica y emocionalmente e inducir cambios en la presencia y la actividad de los neuropéptidos o de los receptores de transmisores químicos que intervienen en los mecanismos inmunitarios y curativos.